Cruz del Sur: innovaciones y creación

 Por:

Natalia Mingotti López

 

 Cruz del Sur prefiere el análisis documentado

antes que el calificativo demoledor o la frase ditirámbica.

Pretende impulsar la crítica y la polémica como medios

para estimular el pensamiento y la investigación

en búsqueda de causas y soluciones.

(Editorial de la Revista Cruz del Sur)

      

      

En el año 2002, Monte Ávila Editores Latinoamericana junto con Ediciones de la Biblioteca de la Universidad Central publican un libro con el título de Cruz del Sur. Una librería, una revista, una causa. No queda más que preguntarse qué es - fue Cruz del Sur, la razón del nombre y el por qué publicar esta investigación.

 

De la autoría de Julio Cortazar está Milonga: “Extraño la Cruz del Sur/cuando la sed me hace alzar la cabeza/…/ La Cruz del Sur el mate amargo. / Y las voces de los amigos/usándose con otros”. También Vicente Huidobro escribe, en forma de cruz: “Cruz del Sur/Avión de Cristo/Supremo Signo”. Ambos textos son usados como preámbulos de la presentación del libro. No queda más que suponer que se está frente al descubrimiento de la historia de una publicación comprometida con lo latinoamericano. El empleo de estos dos textos no es casualidad y mucho menos responde a una necesidad neta de poesía. Se trata de monstruos de las letras de nuestro continente.

 

Gráficamente sorprende también el sello utilizado tanto como logo de la revista como de la librería. Parece un sello de alguna misiva Real. Según Ángel Rama en la Ciudad Letrada, todos aquellos escritos legitimados con el sello de la Corona eran palabra a ejecutarse, eran los tiempos cuando la escritura se anticipaba a la acción, debido a la certeza e importancia que le adjudicaban a ésta los colonos. Era mediante los decretos reales que se fundaban poblaciones y se urbanizaba lo salvaje. Después de revisar un poco el material se comprende la intención edificadora y creadora de la Revista. Dentro de los postulados de su editorial se mencionan no sólo directrices de edición, sino también el interés por pensar la cultura como el todo: desde el hecho artístico per sé hasta las implicaciones políticas y económicas.

 

“…la nueva función que mayoritariamente los escritores se sintieron compelidos en ejercer: la función ideologizante,…En tanto ideólogos, les cabía la conducción espiritual de la sociedad, mediante una superpolítica educativa que se diseño contra la política cotidiana,…”

(Rama, A. La Ciudad Letrada. Pág.110)

 

Más impactante es el slogan contenido en el sello: A Quien Vela Todo Se Le Revela. En Cruz del Sur velaban intelectuales de las más diversas fuentes, desde economistas hasta pintores. Todos ellos se reunían bajo el tutelaje de Violeta Roffé, quien fungió de piedra fundadora de esta publicación y más aún del movimiento entero. ¿Por qué no llamarlo movimiento si ha sido la única revista de corte cultural y de iniciativa privada que logró publicar con una frecuencia bastante consistente desde 1951 hasta 1962, además de ser el único órgano de difusión de ideología izquierdista durante la Dictadura de Marcos Pérez Jiménez? Ellos lograban movilizar a la ciudad, no sólo Caracas, donde obviamente se desarrollaba la mayor actividad, sino que su resonancia llego hasta ciudades como Valencia y Barquisimeto, lugares en los cuales la gente interesada la esperaba con ansias o bien mandaban al envidiado emisario que les traería el botín. Cruz del Sur era el medio de publicación por excelencia de todos aquellos que desearan compartir ideas, todos los que creían en la posibilidad de la creación en medio de la opresión y las limitantes del régimen. Todo se le revela a aquel que observa: el intelectual capaz de ver y luego re-contar esa realidad, cuestionarla, analizarla para finalmente pensar la manera de cambiarla. Retoman la idea de la Revelación como instrumento para conocer, manejar el orden social, como aquellos oráculos utilizados en la antigüedad. Todos los integrantes de la Revista practicaban el compromiso con una causa, su causa. La revista-librería fue siempre un proyecto personal de todos ellos.

 

Cuando se comienza a revisar el interior del libro, una de las secciones más significativas resulta una especie de síntesis de cada uno de los números publicados. Llama poderosamente la atención el uso de collages para presentar las noticias más importantes en el ámbito internacional. En el contexto de la dictadura era imposible expresar una opinión de manera directa, así que mediante la sobreposición de distintos titulares de prensa lograban no sólo comentar lo que sucedía alrededor del país, sino también, para aquellos que se atrevieran a leer entre líneas, existía la posibilidad de entender determinada posición ante los eventos internos del país. “…, es sustituido en este número ingeniosamente, con el propósito de burlar la censura, por el diseño gráfico mediante el cual la reproducción de titulares aparecidos en los diarios El Nacional y El Universal forma una especie de collage,…” (Seijas H. Cruz del Sur…, Pág. 36)  Parece ser una innovación, prácticamente una revelación de lo que luego sería el carácter fragmentario de la información. Hoy el saber no se maneja solamente desde la exploración exhaustiva del tema, es válido recurrir a pescar la información y desde esas pistas rearmar todo un discurso. Estas editoriales-collages se repiten en varias ediciones, finalmente en 1958 logran publicar una editorial que comente, sin trucos, el acontecer venezolano. Es a partir de este número que también se hace recurrente la publicación del Editorial contenedor de los fundamentos de la Revista. Reseñaban desde noticias de carácter político, pasando por ámbitos culturales y de progreso.  Insistentemente escriben sobre la Reforma Agraria, comprendiendo en ésta la necesidad del progreso en el campo y la instauración del desarrollo agrícola para el país. Importante considerar que estos intelectuales, por demás urbanos, entienden el futuro de su nación retomando la idea del campo como el lugar idóneo para comenzar la modernización. Casi como si dijeran civilizar los campos es nuestra misión y la exponemos desde un medio impreso en la capital.  Cruz del Sur inclusive organizó una muy famosa exposición de pintura campesina, la cual fue ampliamente comentada en su época.

 

“...el signo ostenta una perennidad que es ajena a la duración de la cosa...”

(Rama, A. La Ciudad Letrada. Pág.10)

 

 

Cruz del Sur puso especial empeño en presentar un diseño cuidadosamente pensado y realizado. Fue la primera publicación cultural en Venezuela que se destacó por su diseño gráfico: “Muchos de los artículos y secciones fijas también iban ilustrados con fotografías y dibujos, lo cual resultaba novedoso en una revista de este tipo” (Seijas H. Cruz del Sur…, Pág. 228)  El formato era de por sí fuera de lo común: un cuaderno cuadrado de 22 x 22 cm. que llevaba una cubierta dura que dejaba cierto margen superior e inferior. Aunque por motivos financieros y de facilidad de almacenaje, esta semi-cubierta fue luego cambiada por una que sí cubriera toda la superficie. Indudablemente la palabra escrita era el eje de la Revista, sin embargo comprendieron que lo gráfico, entendido como la imagen impresa, permanece en el tiempo de manera inequívoca. La percepción del signo puede variar, cada sujeto, cada tiempo, comprenderá un signo de manera distinta, nunca se puede repetir una misma decodificación. La portada permitía vislumbrar el contenido, todo en perfecta armonía con la intención totalizante del hecho cultural, puesto que los gráficos, las fotografías y hasta los colores guardaban relación con los artículos publicados. El carácter creativo de la revista no era sólo discurso, ella misma era en sí una creación constante de posibilidades del mundo. La reiterada concepción de la función crítica como canalizadora de los remiendos del pasado y las esperanzas futuras, coloca la Revista en la posición de preservar todo lo que sucede y el signo es, sin lugar a dudas, lo único impermeable a las mutaciones y modas constantes de la modernidad. Existe la sensación de que la conexión de los intelectuales asociados a Cruz del Sur no otorgaba tregua a la realidad, como si hubieran sido capaces no de representarla, sino de ser la realidad. No estaban ajenos a lo que sucedía, ellos eran parte de la dinámica.

 

 

“En cuanto al contenido, hay que advertir que Cruz del Sur no fue nunca una revista exclusivamente literaria.  Siempre procuró abarcar diversos aspectos de la cultura venezolana, en el sentido más amplio de este vocablo.” (Seijas H. Cruz del Sur…, Pág. 229)

 

 

Cada edición contenía una sección internacional que, como ya se comentó previamente,  sirvió durante los años de la dictadura como medio solapado de expresión de la situación nacional. También incluían secciones de folklore, economía, filosofía, educación; sin embargo, porcentualmente hablando, las secciones más desarrolladas eran las de Ciencias Sociales y Arquitectura. Es posible, en base a esta distribución, aseverar la importancia otorgada al tema del desarrollo social, y la intención del modelo urbano-civilizador como el objeto de estudio dentro del campo de análisis cultural. ¿Por qué una revista integrada mayoritariamente por artistas plásticos y escritores iba a enfatizar la construcción del hecho social en una publicación? Se puede suponer que todos compartían la certeza de la necesidad de edificar, crear, hacer, modelar la sociedad venezolana. Cruz del Sur desaparece como publicación en el año de 1962, continúan algunos de sus colaboradores en Revistas como Arte y Vida e Imagen. Pero ese carácter fundacional y de compromiso social se detuvo también con el establecimiento de la democracia. Quizás pensaban que la función ya estaba terminada.